Vitamina A Líquida Línea VITAHELP

Para determinar el estado de la vitamina A en nuestro cuerpo se puede emplear un examen físico, el contenido en sangre y la respuesta a la vitamina A.

Un examen físico puede aportar hallazgos rápidos del nivel de vitamina A en el cuerpo. El examen de la visión, el estado de nuestra piel, mucosas y cabellos, indican si los niveles de vitamina A se encuentran en estado óptimo. El médico tras esta evaluación puede solicitar exámenes más exhaustivos.

Con una muestra de sangre puede efectuarse una analítica específica para medir la vitamina A. Los niveles normales de retinol en sangre (que es la forma de vitamina A dentro de nuestro cuerpo), están entre 28 a 86 mcg/dL (1 a 3 mcmol/L). El intervalo del nivel de vitamina A es muy amplio, ya que ésta se almacena en el hígado y al haber un requerimiento puntual pueden elevarse los niveles, sin que por esto exista ningún problema.

Una prueba más específica es evaluar los depósitos de vitamina A hepática, la cual se denomina dosis respuesta a la vitamina A (dosis relativa de respuesta y dosis modificada de respuesta). Esta prueba es más compleja y se usa cuando no hay seguridad en los resultados de la bioquímica en sangre. Se basa en el principio de que la disminución de las reservas hepáticas de la vitamina A, aumenta una proteína específica que “liga” al retinol en el hígado. Si al administrar una dosis de retinol, este se une al exceso de esta proteína, sus niveles incrementarán en sangre 5 horas después de su ingesta. Este resultado indica que hay niveles no óptimos de vitamina A. Como la vitamina A se almacena en el hígado, una dieta escasa en vitamina A ocasiona eventualmente reservas hepáticas bajas.

Importancia de la vitamina A en la dieta

La vitamina A participa en muchos procesos que aportan bienestar a nuestro cuerpo, y es clave en: la formación de rodopsina (un pigmento fotorreceptor en la retina), el mantenimiento de la integridad de los epitelios (entre ellos la piel y las capas que recubren nuestros intestinos), en la estructura celular y funciones del sistema inmune, y en la producción de las denominadas glucoproteínas que forman parte de las hormonas, anticuerpos, diversas enzimas, factores de crecimiento, etc.

¿Cómo consumir vitamina A?

Las mejores fuentes dietéticas de vitamina A se encuentran en fuentes vegetales en forma de caratenoides (provitamina A), los cuales se absorben mejor cuando éstos son cocinados u homogeneizados y se sirven con algunas comidas grasas (p. ej., aceites).

Las hortalizas y frutas de color intenso (papaya, tomates, mandarina, melón, albaricoques, yuca, hojas de esparrago, berenjenas, calabaza, espinacas, coles, pimientos, etc.), el maíz amarillo y los productos de raíces amarillas, como las batatas, zanahorias, entre otros, son buenas fuentes de vitamina A.

Existen también las fuentes animales como el hígado, riñón, las carnes de pollo, cerdo o res, los huevos y el pescado (como el bacalao). Así mismo, los alimentos fortificados con vitamina A como la mantequilla, los productos lácteos y los cereales, son también de valor para una alimentación equilibrada de vitamina A.

Los complementos alimenticios son otra buena fuente de vitamina A que, junto a una dieta saludable y equilibrada, favorecen los niveles normales de esta vitamina. Los formatos más comunes para la ingesta de vitamina A en los complementos alimenticios, son las formas liquidas y las sólidas orales (cápsulas, tabletas o polvo).

Origen de la vitamina A

La vitamina A fue descubierta a principios del siglo XX a partir de estudios realizados sobre los efectos de las dietas elaboradas a partir de fuentes de proteínas y carbohidratos purificados (como la caseína y la harina de arroz) sobre el crecimiento y la supervivencia de las ratas jóvenes. Los investigadores observaron que el crecimiento cesaba y los animales morían a menos que la dieta se complementará con mantequilla, aceites de pescado o una fracción cuantitativamente menor soluble en éter extraída de estas sustancias, de la leche o de las carnes. La sustancia desconocida se llamó entonces “A liposoluble”.

Poco después, se reconoció que los carotenos amarillos presentes en los extractos de plantas tenían propiedades nutricionales similares, y se postuló que esta fracción de carotenoides podía dar lugar, a través del metabolismo, a la forma bioactiva de la vitamina A soluble en grasa, ahora llamada vitamina A, en los tejidos animales.