¿Pérdida de memoria o despistes frecuentes? Claves para saber cuándo preocuparse
Publicado: 1 octubre, 2024 | 8'
¿Quién no se ha olvidado alguna vez de coger las llaves de casa, el teléfono móvil o algún elemento de la lista de la compra? Todos hemos olvidado algunas cosas varias veces al día o las perdemos por no acordarnos dónde lo habíamos dejado.
Pero ¿cómo saber si esto es normal debido a pura distracción o si se deben a otro problema mayor? Te lo contamos.
¿Qué es la pérdida de memoria?
La pérdida de memoria es la incapacidad para reconocer una información previamente adquirida.
Esta aparente “disfunción” a veces solo tiene que ver con un mecanismo de reajuste cerebral para evitar la saturación de información no relevante. Aunque, con el paso del tiempo, nuestra capacidad para recordar se reduce progresivamente.
Tipos de pérdida de memoria
Durante el envejecimiento se produce una menor eficiencia del funcionamiento cognitivo, lo que puede asociarse con pérdidas de memoria consideradas normales. Aquellos olvidos relacionados principalmente con la edad y que no impiden el desarrollo de las actividades diarias, pueden darse de manera puntual sin relacionarse con ninguna afección.
Según la duración de la pérdida de memoria ocasionada, esta puede presentarse de dos formas:
- Pérdida de memoria transitoria: existen ciertas situaciones que pueden causar síntomas como olvidos o pérdida de la memoria a corto plazo. Por ejemplo, a nivel físico puede deberse a la deficiencia de ciertos nutrientes, consumo de alcohol, deshidratación, reacción a ciertos compuestos o lesiones en la cabeza. También se pueden dar situaciones a nivel emocional que afecten a la memoria como periodos de estrés, situaciones traumáticas o eventos importantes.
- Pérdida permanente de memoria: la pérdida de memoria no reversible ocurre en estados de demencia o algunas afecciones como el Alzheimer.
Pérdida de memoria repentina
Los estados de confusión y pérdida de memoria repentina de varias horas de duración, también conocidos como amnesia global transitoria, normalmente se dan como consecuencia de estados de alerta puntuales.
Durante estos episodios, la persona no es capaz de generar nuevos recuerdos, por tanto, no puede recordar los eventos del pasado reciente y del presente. Por ejemplo, no acordarse del motivo de ir a cierto lugar o de cómo ha llegado hasta allí.
Normalmente afecta a adultos de mediana edad o de edad avanzada y estos episodios suelen mejorar en unas horas, siendo posible en algunos casos comenzar a recordar al completo los acontecimientos producidos durante el episodio.
Causas de la pérdida de memoria en adultos
Las causas más frecuentes de pérdida de memoria derivan de cambios en la función cerebral debido al envejecimiento natural, fallos cognitivos leves o demencia. Aunque existen otros factores que conllevan una pérdida de memoria, que puede o no ser reversible como hemos visto anteriormente. Veamos las causas de pérdida de memoria más frecuentes:
Factores médicos que afectan la memoria
- Envejecimiento: conforme envejecemos se producen cambios en la función cerebral, entre los que podemos destacar un declive del rendimiento de la memoria. Generalmente, se disminuye la capacidad para almacenar nuevos recuerdos, se exige mayor frecuencia de repetición de los estímulos para poder almacenarlos y, todo ello, implica que las personas debemos realizar un esfuerzo mayor para recuperar hechos o recuerdos.
- Deterioro cognitivo leve: se trata de una alteración de la memoria, superior a la que corresponde por la edad, pero menor que en los casos de demencia, que no es lo suficientemente grave como para afectar al día a día. Sin embargo, con el paso de los años puede desencadenar en demencia.
- Demencia: en estos casos, la pérdida de memoria se caracteriza por un “borrado total” de un acontecimiento y no únicamente del detalle, presentando una disfunción severa del funcionamiento cognitivo. Este tipo de disfunción sí afecta a las tareas cotidianas, ya que puede ocasionar dificultad para recordar cómo hacer cosas habituales, cómo llegar a lugares conocidos u olvidarse de obligaciones como pagar facturas, apagar aparatos electrónicos, etc.
- Existen otras causas que pueden ocasionar pérdida de memoria asociada como ciertos compuestos que provoquen confusión u olvidos, o bien condiciones como hipotiroidismo, la deficiencia de vitamina B12, lesiones cerebrales leves o traumatismos craneoencefálicos, ACV, etc.
Impacto del estrés y la depresión en la memoria
Los factores estresantes como ciertas situaciones en el ámbito personal (fallecimiento de un familiar, separaciones o mudanzas, por ejemplo), a nivel laboral (exigencias puntuales o aumento de responsabilidades), así como otros cambios ambientales o dietarios también interfieren con la formación de la memoria y a la hora de recuperar un recuerdo. Esto sucede porque durante estas situaciones de estrés, las preocupaciones mantienen la atención en esa circunstancia puntual. Estos estados conocidos como estresantes afectan a la memoria de varias maneras, existiendo casos en los que se puede ver favorecida la capacidad de memoria, cuando el factor estresante tiene una intensidad entre leve y moderada y es de corta duración.
Las alteraciones afectivas y del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad pueden interferir con la capacidad de atención y concentración, que puede derivar en la incapacidad de crear nuevos recuerdos y retenerlos a corto plazo.
En el caso de la depresión, puede ocasionar pérdidas de memoria semejantes a la demencia, aunque la principal diferencia con esta condición es que, en las pérdidas de memoria asociadas a la depresión, existe conciencia de la pérdida de memoria. No se dan olvidos de acontecimientos importantes o actuales.
Signos de alerta en la pérdida de memoria
Algunas de las señales más características que pueden ser motivo de preocupación y se observan en personas con pérdidas de memoria son:
- Confusión mental, falta de atención y desorientación.
- Dificultad para realizar tareas cotidianas.
- Síntomas de depresión, como la pérdida de apetito, dificultad para dormir, e incluso pensamientos suicidas.
- Mareos, dificultades con el lenguaje, dolores de cabeza, afecciones visuales y apatía.
En estos casos, se recomienda acudir a un profesional para que evalúe la causa y pueda guiar sobre lo más adecuado.
Pérdida de memoria en personas mayores
Como hemos mencionado anteriormente, a medida que cumplimos años nuestro cerebro también sufre cambios a nivel neuronal. Por tanto, este descenso de la función cerebral implica que se necesite realizar un mayor esfuerzo en recuperar un recuerdo o bien en adquirir nuevos conocimientos.
Así, en edades avanzadas, es importante prestar atención para saber distinguir lo que puede ser un simple despiste de alteraciones de la memoria.
Cuándo una pérdida de memoria no es normal
Por lo general, las afecciones asociadas con la pérdida de memoria interfieren con las tareas cotidianas del día a día, como:
- Hacer las mismas preguntas varias veces en una misma conversación.
- Olvidar el camino a casa o establecimientos habituales.
- No poder seguir instrucciones de alguna indicación o recetas.
- Descuidar tareas rutinarias como la higiene personal, alimentarse a la hora habitual, apagar aparatos electrónicos, etc.
- Confundirse con el tiempo o lugares.
Normalmente, en estos casos, los familiares o allegados más cercanos son los que empiezan a percibir estos cambios. Cuando estas situaciones persisten, es recomendable acudir a un profesional junto con la persona afectada para que determine la importancia de la pérdida de memoria y se derive al especialista si lo considera necesario o bien realice pruebas que determinen su origen.
Manejo de la pérdida de memoria
Nuestro cerebro es un músculo que requiere nutrientes para su correcto funcionamiento. Así, llevar una dieta saludable, junto con un descanso adecuado y realizar ejercicio será beneficioso para todo el organismo, incluido el cerebro también, a lo largo de toda nuestra vida.
En los casos en los que se comiencen a percibir situaciones en las que la función cognitiva no se desempeña de forma adecuada, existen algunas pautas que podemos implementar para ayudarnos como:
- Esforzarnos por prestar atención o aprender datos nuevos cada día.
- Seguir una rutina diaria y hacer listas de las tareas a realizar.
- Evitar situaciones de estrés o aprender a manejarlas con actividades que ayuden a relajar la mente.
- Dormir suficiente e intentar seguir una misma rutina de sueño cada día.
- Buscar ayuda si experimentamos sentimientos negativos o tristeza de forma persistente.
- Pasar tiempo con amigos o familiares y realizar actividades en grupo.
- Realizar ejercicios para ejercitar el cerebro como puzzles, sopas de letras, rememorar hechos pasados, leer, asociar imágenes con usos o fechas, etc.
Alimentos y suplementos para la pérdida de memoria
La alimentación también es un factor clave para el correcto desarrollo de la función cognitiva y el bienestar mental. Podemos encontrar nutrientes como las vitaminas C y E, y minerales como el zinc, que ofrecen propiedades antioxidantes, y combaten el estrés oxidativo que afecta a la función cognitiva y a la memoria, así como las vitaminas del grupo B que favorecen las conexiones nerviosas y la producción de neurotransmisores.
Los aminoácidos como la tirosina y la carnitina desempeñan un papel fundamental en la memoria, puesto que tienen su efecto en el mecanismo de neurotransmisión, responsable de la respuesta cerebral.
Otros ingredientes de origen vegetal también son de utilidad para ofrecer propiedades beneficiosas en la función cognitiva, como la bacopa, la rodiola o la melena de león.
Todos ellos podemos encontrarlos en forma de suplementos que complementen la ingesta diaria de alimentos y como forma de potenciar estos ingredientes clave en nuestra dieta y favorecer el bienestar cognitivo.
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Contenido revisado por los especialistas del área de Información Científica de MARNYS. Este artículo es informativo y no sustituye la consulta de un especialista.