Retención de líquidos. ¿Por qué sucede y cómo combatirla?
Publicado: 27 abril, 2021 - Actualizado: 30 diciembre, 2022 | 5'
¿Qué es la retención de líquidos?
La retención de líquidos, también denominada en terminología médica edema, es un aumento en el volumen del líquido intersticial, es decir, una acumulación excesiva de líquidos en los tejidos; según la Fundación Española del Corazón.
El sistema circulatorio, los riñones, el sistema linfático, y otros sistemas corporales ayudan a mantener los niveles saludables de líquidos en el cuerpo. Sin embargo, si surge un problema con uno o más de estos sistemas, puede producirse una retención de líquidos.
Generalmente suele producirse con mayor frecuencia en mujeres que en hombres.
¿Cuáles son los principales síntomas de la retención de líquidos?
Los principales síntomas de la retención de líquidos son la hinchazón de extremidades, el cansancio y malestar general o un aumento de peso inesperado. Estos síntomas pueden variar dependiendo del comportamiento natural de los líquidos en el organismo, así como si se trata de un edema local o edema regional (extremidad o todo el organismo).
Además de las extremidades, principalmente las piernas, otras zonas del cuerpo donde más se nota la acumulación de líquidos son la parte baja del vientre, los tobillos, las muñecas o los párpados.
Aunque estos malestares se presentan mayoritariamente en edades más avanzadas, también se dan en jóvenes por una dieta inadecuada o escaso ejercicio físico. Otros motivos como el sobrepeso o cambios hormonales que se suceden por ejemplo en las mujeres durante el embarazo también generan esa acumulación de líquidos.
¿Qué causa la retención de líquidos?
El cuerpo está constituido mayormente por agua. Se encuentra en la sangre, los músculos, los órganos e incluso los huesos, aunque en ocasiones el organismo sobrepasa la cantidad de agua que necesita y la retiene.
Así, la retención de líquidos puede deberse a muchos factores. Los factores hormonales, el sistema cardiovascular, el sistema urinario, el hígado y los riñones juegan un gran papel en la eliminación de líquidos. Si hay un problema con cualquiera de estas partes, el cuerpo puede no ser capaz de expulsar los líquidos como debería.
Por tanto, el estilo de vida y la dieta afectan a la retención de líquidos. Por ejemplo, permanecer sentado o de pie durante largos periodos de tiempo pueden influir en su aparición.
Las causas más comunes son las siguientes:
- Problemas circulatorios, insuficiencia cardiaca congestiva, hipertensión, enfermedades renales o hepáticas. Siempre es importante la revisión por parte de un profesional médico para seguir un tratamiento adecuado.
- Aumento de temperatura. Cuando se produce un aumento de las temperaturas ambientales, por ejemplo durante el verano, es frecuente presentar la sensación de piernas cansadas.
- Cambios hormonales como el embarazo o la ovulación. Una alteración de los niveles hormonales en la mujer también puede provocar retención de líquidos en los días previos a la menstruación, durante el embarazo o debido a problemas de tiroides.
- Alimentación con alto contenido en sal. Es importante cuidar la cantidad de sal que solemos ingerir en nuestra dieta habitual, y en caso de ser necesario, reducir el consumo de sal y de alimentos ricos en sodio ya que están asociados con la retención de líquidos. Se puede sustituir la sal por otros potenciadores del sabor.
- Bajo consumo de agua. Estar bien hidratado bebiendo la cantidad mínima recomendada de aguas minerales al día es fundamental para ayudar a mantener el equilibrio de líquidos.
- Estilo de vida sedentario o estar muchas horas de pie. Tener una movilidad activa o hacer deporte ayuda a estimular la circulación del cuerpo.
Retención de líquidos en las piernas
Las piernas son una de las partes del cuerpo donde más frecuentemente se nota la retención de líquidos, aunque también es común en las manos, el abdomen o en el pecho.
Se puede producir hinchazón en la zona, cambios en el color de la piel, sensibilidad, rigidez en las articulaciones o aumento de peso.
¿Cómo saber si retienes líquidos?
Si tienes dudas sobre la acumulación de líquido o no en una zona concreta de tu cuerpo, existe un truco muy sencillo e infalible que puedes realizar para detectarlo: presiona con el dedo durante unos segundos en la zona del cuerpo determinada. Al retirar el dedo, observa si la piel queda marcada, en caso afirmativo podríamos confirmar que se trataría de retención de líquidos.
Retención de líquidos en el embarazo
Los cambios y alteraciones de los niveles hormonales en las mujeres suelen provocar retención de líquidos.
Durante la gestación, debido al aumento del tamaño del útero, las mujeres embarazadas suelen sufrir sensación de pesadez, fatiga e hinchazón de tobillos y piernas. Suele darse con mayor frecuencia durante el tercer trimestre del embarazo y puede también mantenerse durante algunas semanas después del parto.
¿Cómo evitar la retención de líquidos?
Para ayudar a nuestro organismo a trabajar para no retener líquidos es fundamental cuidar nuestro estilo de vida. Algunos factores a los que debemos prestar atención son los siguientes:
- Practicar ejercicio físico. Realizar deporte siempre es una buena forma de ayudar a nuestra salud. Si no practicas un deporte concreto, puedes empezar por realizar ejercicio físico moderado diariamente, como salir a caminar.
- Hidratación y beber agua. Beber al menos dos litros de agua (unos 8 vasos) al día para estar bien hidratado.
- Consumir alimentos bajos en sal y ricos en potasio. Las dietas bajas en sodio pueden ayudar a eliminar líquidos. También, puedes incluir alimentos ricos en potasio, que ayuda a contrarrestar los niveles de sodio y a restaurar el equilibrio de líquidos. También las dietas depurativas trabajan los principales síntomas de la retención de líquidos en su misión de limpiar el organismo.
¿Qué tomar para la retención de líquidos?
Existen alimentos más aconsejados que otros para ayudar a tu organismo a combatir la retención de líquidos. Como hemos visto, es importante que la dieta sea equilibrada, tomando frutas, verduras, legumbres, carnes y pescados, que sea baja en sodio y que incluya alimentos ricos en potasio.
Entre las frutas, destaca la piña, el pomelo, la sandía, el melón, la uva o el melocotón. Entre las verduras, pueden ser de ayuda la alcachofa, el espárrago, el ajo, la cebolla o el apio. También son importantes las infusiones, como las de cola de caballo, té verde y concentrados fluidos como el hinojo, enebro, abedul, perejil o las hojas de olivo.
Siempre recuerda mantener una dieta equilibrada acompañada de ejercicio físico, y seguir las indicaciones de tu médico o profesional sanitario.